Tenemos un sistema digestivo que tiene vida propia. Es capaz de realizar todas sus funciones sin depender del cerebro, por algo se le llama el segundo cerebro.

Y además esta poblado por trillones de bacterias.

Igual te parece un poco extraño pensar que dentro de ti tienes más bacterias que células, pero así es. Eres un planeta colonizado y esto tiene su importancia, ya que estos colonizadores tienen un impacto directo en tu salud.

Es lo mismo que nosotros con el planeta Tierra, algunos miran por el bien del planeta y quieren mantenerlo en buenas condiciones para las futuras generaciones y otros en cambio sólo miran por sus intereses personales.

Con las bacterias de nuestro cuerpo sucede algo parecido.

Todo ese conjunto de bacterias es lo que se denomina la microbiota intestinal.

¿De qué depende la calidad de nuestra flora?

Hay 3 momentos importantes:

1- Parto: Todo empieza desde el momento en que nacemos. Mientras estamos en el útero de nuestra madre el sistema digestivo es estéril. Durante el parto es cuando empieza la colonización de nuestros intestinos.

Aquí es donde radica la importancia de cómo es el parto, ya que si es natural las bacterias que obtendremos serán aquellas que nos transmite nuestra madre, mientras que si el parto es por cesárea las bacterias serán las del ambiente.

Y como te puedes imaginar no son de la misma familia.

2- Lactancia: La definición de nuestra flora continua durante la lactancia, el que sea natural o artificial también marca una diferencia. La leche materna es una fuente directa de bacterias de la madre.

3- Alimentación complementaria: La introducción de nuevos alimentos van a producir un cambio en la microbiota intestinal.

El objetivo es conseguir una flora intestinal equilibrada, donde las bacterias “amigas” mantengan bajo control a las “enemigas”, evitando de esta manera su sobrecrecimiento.

A mayor diversidad mejor estado de salud, ya que funcionará mejor nuestro metabolismo y nuestro sistema inmune. De hecho el 70% del sistema inmune se encuentra en los intestinos.

Mas o menos sobre los 2 años y medio la flora intestinal que tenemos es muy parecida a la de un adulto.

A partir de ahí los factores que influyen en la microbiota van a ser la dieta, los medicamentos (antibióticos), y el estilo de vida.

Con lo visto hasta ahora ya ves que podemos tener una microbiota equilibrada dónde las bacterias “amigas” nos ayudan y las “enemigas” están a raya.

O podemos tener una microbiota desequilibrada que es lo que se llama dísbiosis, dónde las bacterias “enemigas” se han hecho la reinas del lugar y nos dan más penas que alegrías.

Una manera de que mantengas la microbiota saludable es a través de los probióticos y de los prebióticos.

¿Qué son los probióticos?

Son bacterias vivas que las pueden consumir en forma de cápsula, polvo o en alimentos como yogur, kefir, chucrut, miso, …

Este tipo de bacterias tienen un efecto beneficioso sobre el sistema inmunológico y ayudan a mantener una flora intestinal equilibrada

¿Qué son los prebióticos?

Son las fibras de las que se alimentan las bacterias “amigas”. Dentro de estas fibras la más representativa es la inulina que se encuentra en las verduras (alcachofas, ajo, cebolla, espárragos, puerro, …) y frutas (plátanos, ciruelas, …). También la puedes encontrar en forma de comprimidos y en polvo.

¿Cómo puedes saber si tu flora intestinal esta equilibrada?

Tu tripa te habla, aunque seguramente no le escuches hasta que te grita.

Algunos de los síntomas son:

  • Hinchazón
  • Meteorismo
  • Gases
  • Heces muy malolientes y oscuras
  • Estreñimiento
  • Alergias
  • Intolerancias alimentarias
  • Colón irritable, …

Te recomiendo que empieces a prestar atención a tus tripas, tu salud depende mucho de esas bacterias “amigas”. Es mucho más interesante que te centres en la prevención y que no tengas que sufrir cualquiera de estas dolencias acabando en la consulta del médico.

Cuéntame, ¿qué tal tienes tus tripas?, ¿has sentido alguno de estos síntomas?.